lunes, 8 de octubre de 2012

Historia de Chile: Independencia

A principios del siglo XIX se produjeron grandes transformaciones en el mapa político de Europa. En este contexto, España fue invadida por Napoleón y el rey Fernando VII debió renunciar. Este hecho no solo provocó trastornos en el país, sino también en los territorios de la Corona española en ultramar. Al principio, las colonias en América no dudaron en mantener su fidelidad al rey. Chile no fue la excepción y manifestó su apoyo al desposeído monarca. Sin embargo, en nuestro país las noticias de Europa siguieron preocupando, y pronto en Chile se apreciaron con nitidez dos bandos: los realistas (españoles de clase alta y militares), fieles al rey, y los criollos (blancos nacidos en América), con cada vez más claros deseos de autonomía. La Patria Vieja (1810 – 1814) Este periodo se caracterizó porque en la conciencia de los habitantes de Chile se comenzó a emplazar gradualmente la idea de la necesidad de establecer un régimen absolutamente independiente y autónomo de las cortes españolas. Por ello, a medida que la Junta Gubernativa se instalaba en el poder, no tardaron en aparecer diversas propuestas para transformar y mejorar las condiciones generales del territorio chileno. Una de las más importantes fue la concerniente a modificar el estatuto que regía las relaciones comerciales entre las colonias y los países distintos de España: el resultado de esta presión fue la promulgación, en 1811, de un decreto que aseguraba la libertad de comercio para los puertos chilenos. A pesar de algunos inconvenientes, como el surgido por el motín liderado por el coronel Tomas de Figueroa en abril de 1811 para impedir la elección de los diputados por Santiago, el primer Congreso Nacional de Chile comenzó a sesionar el día 4 de julio 1811. Este año es considerado por muchos historiadores como el más complicado de todo el proceso que erradicó la institucionalidad colonial de Chile, ya que en el se manifestaron una serie de diferencias entre los ciudadanos que conformaban el bando independentista y revolucionario. El conflicto que más se desarrolló fue el que sostuvieron los partidarios de reformas estructurales drásticas y los que promovían cambios graduales al régimen colonial; a este problema, se sumaron las diferencias surgidas entre los que reconocían un papel preponderante a la aristocracia (representados por José Miguel Carrera, entre otros) y los que querían actuar desentendidos de los intereses de la oligarquía criolla (representado en la figura de Bernardo O’Higgins). La composición del Congreso Nacional estaba determinada por la existencia de una querella entre dos grandes sectores de diputados que agrupaban a las dos tendencias políticas mayoritarias: los radicales y los reformistas. Los primeros eran conducidos por Juan Martínez de Rozas, a pesar de que no era diputado y por tanto no era parte del Congreso, y se inclinaban por romper definitivamente con España y por instalar un gobierno de corte republicano. Los reformistas, por el contrario, deseaban desarrollar una revolución enmarcada dentro de ciertas limitaciones. La disputa que enfrascaba el funcionamiento del Congreso fue resuelta por un golpe de Estado comandado por José Miguel Carrera el 4 de septiembre de 1811; sin embargo, aunque el movimiento de Carrera logró dar pie a una serie de transformaciones inmediatas como la abolición de la esclavitud, los conflictos que se produjeron entre los militares y los civiles llevaron a Carrera a dar un nuevo golpe de Estado, que trajo como consecuencia la concentración de los poderes en manos del nuevo caudillo. Algunos personajes destacados de la patria vieja
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La Reconquista (1814 – 1817) Esta etapa de la Independencia de Chile se caracterizó porque en ella se produjeron, en forma paralela, dos escenarios que determinarían el destino del proceso revolucionario. El primero de ellos corresponde a la reinstauración del poder monárquico español, el que se vio reflejado en la represión que sufrió la aristocracia chilena; esta situación se expresó en el destierro a la isla de Juan Fernández, en la confiscación de sus bienes y en la instalación de los tribunales de vindicación. Pese a que con estas acciones las autoridades españolas perseguían desmoralizar las intenciones autonomistas de los revolucionarios, la aristocracia chilena sólo logró madurar el sentimiento independentista. Como contraparte, en este contexto, se desarrolló la acción guerrillera de Manuel Rodríguez que tenía como objeto desestabilizar al recuperado régimen español. El segundo escenario que señalamos se dio en Mendoza, lugar en el que se habían refugiado las fuerzas chilenas y que bajo la conducción de O’Higgins y el general argentino José de San Martín se constituyeron en el Ejército Libertador de los Andes. Luego del desastre de Rancagua, el territorio chileno volvió a estar bajo control de las autoridades realistas, y como hemos señalado Mariano Osorio y Casimiro Marcó del Pont, los que serían los últimos gobernadores españoles, se dedicaron a ejercer un duro y estricto control sobre la población chilena, puesto que poseían información sobre el movimiento de reorganización de la fuerzas chilenas en territorio argentino. Ambos gobernadores debieron enfrentar el temor a una invasión que podría producirse en cualquier momento, por lo que se establecieron un conjunto de medidas como la imposición de toques de queda y el uso obligatorio de pasaportes para viajar entre dos puntos del territorio chileno. Con la misma finalidad, se iniciaron juicios en contra de los principales líderes revolucionarios que permanecían en Chile, los que terminaron con el destierro de muchos de ellos. El efecto de estas medidas también lo sufrieron las instituciones levantadas durante el gobierno de Carrera, como la Biblioteca Nacional y el Instituto Nacional, las que dejaron de funcionar y fueron clausuradas. De la misma manera, se actualizaban instituciones como la Real Audiencia, que había sido suprimida por los revolucionarios chilenos. Como señalamos en un comienzo, las tropas chilenas que se refugiaron en Mendoza habían pasado a constituir el Ejército Libertador de los Andes, y en enero de 1817 bajo el mando de San Martín iniciaron su campaña de regreso a territorio chileno. Estas nuevas fuerzas, compuestas por casi 4.000 personas, cruzaron los Andes por medio de diversos pasos fronterizos y progresivamente se instalaron a lo largo de Chile. La columna principal del Ejército Libertador, en la que venían San Martín y O’Higgins, se encontró con las fuerzas realistas en la cuesta de Chacabuco el 12 de febrero y les inflingieron una severa derrota que significó el fin de los gobiernos monarquistas en Chile, y además, terminó por expulsar a los españoles de Santiago y hacerlos huir hacia el sur del país. Manuel Rodriguez
Patria Nueva y Gobierno de O’Higgins (1817 – 1823) La Patria Nueva es la última etapa del proceso político y militar que condujo a la Independencia de nuestro país y se caracteriza por la consolidación de la victoria chilena y por el desarrollo del gobierno de O’Higgins. La batalla de Chacabuco significó una importante victoria para el Ejército Libertador y marcó el inicio de una nueva etapa en el proceso revolucionario; sin embargo, el estado de guerra se mantuvo por algún tiempo más ya que fuerzas realistas se hallaban dispersas en el sur del territorio y porque el propósito ulterior del Ejército dirigido por San Martín incluía la liberación de Perú y el traslado de las tropas a Lima. Tras la huida del gobernador español, el Cabildo de Santiago ofreció el poder a San Martín y debido a su rechazo O’Higgins fue nombrado como Director Supremo. Este hecho no significó el fin de las acciones bélicas, pues a las tropas realistas presentes en algunos enclaves del sur se sumó el peligro de un desembarco de tropas españolas provenientes desde Perú. Esta presunción se convirtió en realidad cuando el virrey Joaquín de la Pezuela envió una nueva expedición a cargo de Mariano Osorio, la que consiguió sorprender al ejército chileno en la batalla de Cancha Rayada; sin embargo, las fuerzas revolucionarias lograron reorganizarse rápidamente y en Maipú, un lugar ubicado en las inmediaciones de Santiago, derrotaron definitivamente al general Osorio y al último ejército realista. El triunfo chileno en esta batalla ratificó la Independencia de Chile, la que se había proclamado oficialmente luego de la victoria de Chacabuco. Una vez consolidado en el gobierno, a O’Higgins se le presentaron dos desafíos que debió sortear raudamente: la expulsión de los escasos realistas que quedaban en el sur, y dar curso a un proceso conducente a la organización de la nueva república chilena y la transformación de las estructuras sociales y económicas. Otro reto que debió enfrentar el gobierno de O’Higgins fue la preparación y el financiamiento de una expedición militar para liberar del dominio español a Perú. Lo primero que debió resolver el Director Supremo fue la conformación de una escuadra naval para trasladar a las tropas hacia Lima. La denominada Primera Escuadra fue conformada inicialmente con naves que les fueron arrebatadas a los realistas y con otras que el gobierno adquirió; en segundo lugar se procedió a la contratación de la oficialidad naval, la que se compuso principalmente con marinos británicos y en la que se incluía Lord Thomas Cochrane. La naciente marina chilena se desenvolvió con relativo éxito pues logró el control del Pacífico mediante una serie de acciones bélicas como el ataque al puerto peruano de El Callao, o la arriesgada maniobra que permitió a las fuerzas chilenas apoderarse de la red de fuertes que ocupaban los realistas en la zona de Valdivia. Al mismo tiempo en que se armaba la Primera Escuadra, el gobierno de Chile debía ocuparse de la creación del Ejército Libertador del Perú, una tarea que no resultó sencilla debido a la precaria situación en que se encontraban las finanzas chilenas. A pesar de ello, el erario chileno corrió con todos los gastos del nuevo ejército que volvió a ser liderado por San Martín. Finalmente, el 20 de agosto de 1820 salió desde el puerto de Valparaíso la Expedición Libertadora del Perú, empresa que un año después logró proclamar la independencia del antiguo virreinato, aunque la presencia española en Perú sólo fue consolidada en la batalla de Ayacucho, en la que las fuerzas de Simón Bolívar expulsaron definitivamente a los españoles de Perú. Cuando el peligro de un nuevo ataque español fue descartado, el gobierno de O`Higgins se dedicó a organizar las instituciones políticas de la nueva república. A pesar de que una parte de la aristocracia se mostró descontenta con la continuidad de O’Higgins como Director Supremo, éste consiguió promulgar en 1818 una Constitución que le entregaba amplios poderes y no señalaba una fecha para que se alejara del cargo. Con estas facultades, O’Higgins inicio un proceso de transformaciones económicas y sociales que no fueron compartidas por la aristocracia y que progresivamente aumentó los niveles de animosidad entre ambos. El problema surgió porque el Director Supremo abolió una serie de privilegios que ostentaban los miembros de las antiguas y tradicionales familias chilenas como el uso de títulos y escudos de nobleza y, en particular, la existencia de la institución de los mayorazgos; estos últimos, se habían constituido en la base del poder de las familias más poderosas ya que contribuían a la acumulación de sus bienes y propiedades. Para que la antigua sociedad chilena se convirtiera en una sociedad de carácter republicano era necesario que estuviera dispuesta a aceptar estos cambios; sin embargo, el descontento que ellos provocaron en el seno de la aristocracia, sumado al marcado tono autoritario de O’Higgins generaron una crisis política que estuvo a punto de conducir a Chile a una guerra civil. Esta situación sólo se resolvió en enero de 1823 cuando el Director Supremo renunció a su cargo y se exilio en Perú. Bernardo O'Higgins
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Historia de Chile: Colonia

Entre 1601 y 1810 se desarrolló en nuestro país el período histórico conocido como Colonia. Durante esta época se forjaron los primeros rasgos de nuestra nación y de la identidad chilena. El protagonismo de los descubridores y conquistadores foráneos dio paso a una sociedad emergente que comenzaba a ordenarse tanto en el aspecto político como en el económico y cultural, siempre bajo la atenta mirada de la corona española. Poco a poco, los hombres nacidos en el territorio configuraban un nuevo grupo humano. La población mestiza, fruto de la mezcla entre españoles e indígenas, aumentaba gradualmente, consolidando las bases de la sociedad chilena. Dos siglos de organización, conflictos indígenas, fundación de ciudades y progreso, que serían la antesala de la vorágine independentista que se sucedería a partir de 1810. Institucionalidad colonial Tras la conquista del territorio, fue necesaria la organización administrativa y el establecimiento de pequeños núcleos sociales e instituciones que funcionaran bajo los parámetros y las reglas de la corona española. Una vez alcanzada la paz en gran parte del territorio (más adelante hablaremos de lo sucedido al sur del río Biobío), era imperativo otorgar un ordenamiento a la población. Reglas que, también, consideraran la evolución de la sociedad y el desarrollo de nuevos e importantes actores: los nacidos en el "Reino de Chile". Ellos comenzaron a involucrarse en asuntos tan variados como la economía, la política e, incluso, la defensa del país. Debido a que la mayoría de los nuevos territorios conquistados estaba bajo la jurisdicción hispana, las principales instituciones coloniales seguían estando en el Viejo Continente. Después de la figura soberana y divina del rey venían el Real y Supremo Consejo de Indias y la Casa de Contratación, importantes organizaciones que regían las colonias españolas. El Consejo de Indias aconsejaba al monarca en todos los asuntos relativos a las colonias, preparaba la legislación que se aplicaría en América, proponía a quienes ocuparían altos cargos y efectuaba los juicios y también intervenía en los asuntos de carácter administrativo de la Iglesia americana. La Casa de Contratación se encargaba de todos los asuntos de carácter comercial y del control del paso de pasajeros al Nuevo Mundo. Administración americana Si bien las instituciones coloniales más importantes de gobierno se encontraban emplazadas en España, fue necesario también instalar una red organizacional en América. Para hacer más efectiva la administración de las colonias se crearon diferentes divisiones territoriales, como los virreinatos y las capitanías generales. Los virreinatos correspondían a los territorios más extensos y estaban gobernados por el virrey. Este era la máxima encarnación del monarca en las colonias, teniendo amplias atribuciones respecto de la conducción de la zona a su cargo. Su deber era vigilar la administración en materias de gobierno, judiciales, eclesiásticas y económicas. Tareas tan importantes como el reparto de tierras, velar por la fundación de ciudades, impulsar obras públicas y revisar el manejo del dinero fiscal se relacionaban directamente con el puesto. Una división más pequeña en cuanto a territorio, pero no menos importante, eran las gobernaciones, que también podían ser capitanías generales. Estas últimas tenían la particularidad de ser territorios conquistados parcialmente, por lo que estaban bajo el mando de un jefe militar, quien, además, detentaba el poder civil y judicial. Chile era parte de esta categoría. Finalmente, las presidencias eran pequeños gobiernos establecidos en tierras ya pacificadas, como el caso de Quito (Ecuador) y Charcas (en el territorio actual de Bolivia). La Real Audiencia La corona española designó a la Real Audiencia como el principal tribunal de justicia civil y criminal en América. Su objetivo era velar por el cumplimiento y la interpretación de las leyes; sin embargo, tras la promulgación de las leyes de 1542 y 154 (denominadas Nuevas Leyes), pudo involucrarse en asuntos de gobierno. En este sentido, fiscalizaba la labor ejercida por los gobernadores y, de paso, les restaba poder. Las reales audiencias estaban integradas por un presidente (que podía ser el virrey, el gobernador o un oidor decano), cuatro oidores o jueces, relatores y un fiscal. También formaban parte de ellas otros funcionarios con menores responsabilidades, como el teniente del gran canciller, el alguacil mayor, los escribanos, receptores y procuradores. Los fallos de la Real Audiencia eran casi inapelables. La mayoría de los procesos era finiquitada en esta instancia; solo los de mayor importancia y controversia eran presentados ante el Consejo de Indias. La primera Audiencia establecida en América fue la de Santo Domingo, en 1511. En nuestro país se instauró por primera vez en 1565, en la ciudad de Concepción. Su objetivo fue seguir de cerca los acontecimientos ocurridos en Arauco. Dejó de funcionar en 1573 y fue restablecida en 1604, fijando su sede en Santiago. Allí funcionó hasta el año 1811, siendo reemplazada por la institucionalidad republicana.

Historia de Chile: Conquista de Chile

Tres años después del regreso de Almagro, en 1539, Pedro de Valdivia-experimentado soldado y maestro de campo de Francisco Pizarro en la guerra contra Almagro- solicitó a su capitán y gobernador permiso para realizar una expedición a Chile. Esto, porque el rey Carlos V había autorizado a Pizarro para hacer explotar la Nueva Toledo, tras la muerte de Diego de Almagro. Francisco Pizarro accedió, nombrando a Valdivia teniente de gobernador; pero dejó en sus manos organizar y pagar la fuerza con la que "se terminaría la ocupación del imperio Inca". Para financiar la campaña, Valdivia utilizó los bienes que obtuvo por su intervención en la rebelión de los incas en el Cuzco: el valle de La Canela y una mina de plata. Sin embargo, no fue suficiente. Se asoció con un rico comerciante español, Francisco Martínez, con el que se repartirían a medias lo que encontraran. Esta segunda expedición a Chile pretendía la conquista y fundación de asentamientos estables, por lo que se llevaron semillas y animales domésticos. Valdivia tuvo que compartir la expedición con Pedro Sancho de La Hoz, a quien Carlos Vhabía concedido en 1539 la autorización para descubrir y gobernar las tierras situadas al sur del Estrecho de Magallanes y las islas a su alrededor. En el grupo también iba la viuda Inés de Suárez. Las noticias sobre la ausencia de grandes riquezas y las penurias del viaje afectaron el reclutamiento de soldados. La expedición salió del Cuzco en enero de 1540, con apenas once soldados y algunas decenas de indígenas, siguiendo la ruta del desierto por la que retornó Almagro. Durante el trayecto, se unieron a la columna algunos grupos de conquistadores que habían fracasado al interior de la actual Bolivia. Primero, fueron los 16 que llegaron con Rodrigo de Araya, después, unos 80 reunidos por Francisco de Villagra. En San Pedro se agregaron 25 españoles al mando de Francisco de Aguirre. Tras un intento de asesinato de Valdivia, Sancho de La Hozfue apresado y obligado a disolver por escrito la compañía que traía con él, renunciando a los derechos que habían acordado repartirse. Después de expulsar a varios de sus cómplices, se reanudó la expedición. En Copiapó se agregaron 20 españoles más. Pedro de Valdivia había logrado reunir 150 hombres a pie y a caballo, y un gran número de indígenas. Con toda esta fuerza tomó posesión, en nombre del rey, del territorio que llamaría Nueva Extremadura, pues a esa distancia y latitud terminaban los derechos de Pizarro. Después de casi un año, en diciembre de 1540, la expedición llegó al valle del río Mapocho, primer destino de la conquista. Las condiciones del terreno, el clima, la abundante población, se prestaban para establecer una ciudad, que con el tiempo se convertiría en la capital de nuestro país.

Historia de Chile : Descubrimiento de Chile

En Julio de 1535, salieron del Cuzco Almagro y sus hombres rumbo al sur. La caravana llegó a Tupiza, donde descansaron alrededor de dos meses preparando el resto de la expedición. Luego continuaron a Chicoana y desde allí atravesaron la cordillera de los Andes rumbo a "Chili". El paso de la cordillera fue desastroso, testigos de la época señalaron que a muchos soldados se les congelaron los pies y a otros se les desprendían los dedos al sacarse las botas. Los mayores sufrimientos recayeron sobre los nativos que caminaban descalzos. El camino quedó plagado de cadáveres de indígenas muertos de frío. El 21 de Marzo de 1536 Almagro llegó al valle de "Copayapo", hoy denominado Copiapó, la capital de la tercera región de nuestro país. Luego avanzaron hacia el sur para instalarse en el valle del Aconcagua. Desde allí, Almagro y sus hombres salieron a buscar las riquezas que los indígenas habían asegurado que existían. Sin embargo, una de las expediciones que iba al mando de Gómez de Alvarado se enfrentó por primera vez con el pueblo mapuche, cerca del río Itata, en la batalla de Reinohuelen. Finalmente Almagro regresó a Perú y su expedición no prosperó. Decepción en Chile Distintos grupos exploraron los nuevos territorios y, a medida que avanzaban, la esperanza de encontrar oro y riquezas se esfumaba cada vez más. El país parecía propicio sólo para la agricultura. Como eso no era lo que estos hombres buscaban, decidieron regresar al Cuzco, eligiendo el camino de los extensos y áridos desiertos del norte. Arribaron a Perú a comienzos de 1537. Diego de Almagro murió al año siguiente, ajusticiado por orden de su antiguo compañero de aventuras, Francisco Pizarro.

Historia de Chile: Pueblos Originarios

Pueblo aymara Los aymara fueron conquistados por los incas en el año 1450, cuando formaban unos 80 reinos dispersos en un amplio territorio y enfrentados entre sí. A partir de 1535 los españoles conquistaron el Altiplano boliviano al mando de Diego de Almagro y ocho años después, en 1542, el virreinato del Perú incluiría ya la totalidad de su territorio. (Más sobre la historia del pueblo aymara.) El pueblo Aymara es un pueblo milenario dedicado al pastoreo y a la agricultura usando técnicas ancestrales de cultivo. Tienen una economía complementaria, ya que los que viven en el altiplano poseen abundantes rebaños y escasos cultivos, mientras que los que lo hacen en la precordillera producen bastantes verduras frutas y semillas gracias al eficaz uso del suelo, mediante las tradicionales terrazas. Debido a estas condiciones se generan relaciones de intercambio de productos entre pastores y agricultores. Esta forma de subsistencia se basa en el principio del ayne, que se refiere a la reciprocidad entre los aymarás: la petición de ayuda en el presente, será correspondida en el futuro. UBICACIÓN GEOGRÁFICA Los Aymarás habitan, traspasando las fronteras impuestas por las naciones, desde las orillas del lago Titicaca y la cordillera de los Andes, hasta el noreste argentino. Más precisamente, según los últimos censos de Bolivia y Chile (1992) y del Perú (1993) existen 1.237.658 aymaristas bolivianos, 296.465 aymaristas peruanos y 48.477 aymaristas chilenos. También existen varias comunidades de las provincias argentinas de Salta y Jujuy que se autoproclaman aymaristas aunque no hablen esta lengua. En Chile el pueblo Aymara habita en dos zonas del norte, en la Región de Tarapacá y, en menor proporción, en la Región de Atacama. en la franja precordillerana y altiplánica. Actualmente existen 48.477 Aymara (censo de 1992), de los cuales sólo 2.397 residen en sus territorios originarios, ubicados en las provincias de Parinacota-Putre y General Lagos. Esto significa que se está produciendo un abandono de los territorios precordilleranos y altiplánicos de sus ancestros. LA COSMOVISIÓN AYMARA La parte más antigua (costumbres) es la dirigida a los Achachillas o Mallkus, que son los espíritus de las montañas nevadas que circundan sus pueblos, a la Pachamama, y a la serpiente Amaru, vinculada a la subsistencia por las aguas, ríos y canales de irrigación de las tierras agrícolas (3.000 a 2.000 m. de altura). El sistema de creencias Aymara es un ciclo ritual sincrético, en el cual coexisten y se integran dos componentes: el prehispánico, o sistema de creencias indígenas, anterior a la llegada de los conquistadores, y la religiosidad posthispánica que introduce la religión católica. El culto Aymara, sin embargo, es uno solo. Es un culto anual que se desarrolla al ritmo de las estaciones.
Pueblo onas En Tierra del Fuego, al menos por más de 6 mil años habitó un pueblo de cazadores y recolectores que utilizaron boleadoras para cazar y herramientas para manipular los alimentos. De estatura elevada, contextura robusta y gran agilidad: Los Selk´Nam, en su lengua: clan de la rama selecta, aunque son más conocidos como Onas, forma en que los llamaban los yamanas y que significaba hombres de a pie o del norte. Este pueblo cultivó normas estéticas que los obligaba a depilarse el cuerpo, excepto la cabellera, que usaban larga y abundante. Como vestuario utilizaban capas de pieles de guanaco, al igual que para el calzado. La utilización de pintura corporal tenía una doble finalidad: por una parte, protegía de los rigores del clima y por otra, era un adorno que reflejaba un estado de ánimo, así como ritos de iniciación y pubertad (kloketen). Se organizaban socialmente, en familias extendidas que podían tener 3 o 4 generaciones por descendencia paterna, ocupaban un territorio específico llamado haruwenh, cuyos límites eran respetados usualmente por los vecinos. Su estructura social no tenía el orden de caciques, jefes, presidentes, etc. lo único que tenían, era un buen cazador de ballenas y un distribuidor. Tras miles de años de vida seminómade, hacia fines del siglo XIX, Tierra del Fuego concitó el interés de las grandes compañías ganaderas. La introducción de las estancias ovejeras creó fuertes conflictos entre los originarios y los colonos europeos, argentinos y chilenos, que adquirió ribetes de guerra de exterminio o genocidio.
Pueblo Rapanui Rapanui es el nombre de una etnia habitante de la isla de Pascua. La denominación de rapanui se hizo posteriormente extensiva para denominar tanto al pueblo aborigen como a su idioma y a la isla que habitan.El pueblo rapanui desciende de los primeros pobladores provenientes de la Polinesia. La sociedad rapanui, era gobernada por el ariki, con ascendencia atribuida directamente de los dioses; y estaba dividida en tribus y con clases muy estratificadas. Cada tribu ocupaba una zona, siempre con franja costera. La mayor parte de la población vivía hacia el interior, junto a las áreas de cultivo.
Pueblo Mapuche Las comunidades mapuches integran lo que se conoce como turismo étnico.Provenían de la región argentina de Neuquén, y cuando llegaron a nuestro país, cambiaron sus hábitos nómades por el sedentarismo. En el siglo XVI ellos conformaban el conglomerado poblacional más grande de Chile, con más de un millón de habitantes. La familia mapuche es el núcleo fundamental de su organización social. Antes de la conquista española los pueblos del centro-sur vivían bajo un tipo de matriarcado. Los hijos llevaban la filiación y el totem de la madre (el marido debía ir a vivir con la familia de la esposa), sin embargo al momento de la conquista española, los hombres eran los jefes de familia, aunque los hijos seguían llevando el apellido de la madre.
Atacameños Los atacameños eran un pueblo agroalfarero que se desarrolló en las cercanías del río Loa y en los oasis del desierto de Atacama. En el plano administrativo y político, los atacameños se organizaron en señoríos conformados por pequeñas tribus que eran independientes entre sí, por lo que nunca lograron constituir un estado centralizado. Debido a las adversas condiciones climáticas para desarrollar la agricultura, los atacameños construyeron complejos sistemas de regadío que les permitían aprovechar a cabalidad los escasos recursos hídricos; a raíz de ello pudieron cultivar maíz, papas, porotos, ajíes y calabazas. Los atacameños, además, practicaron la ganadería de auquénidos como alpacas y llamas; estos últimos animales eran utilizados para formar caravanas y transportar mercancías que intercambiaban con los pueblos del altiplano boliviano y del noroeste argentino. Debido a los frecuentes conflictos que se originaban entre las etnias por el control de los recursos hídricos, los atacameños debieron levantar fortalezas o pucaras para resistir los ataques de pueblos rivales. En el plano religioso desarrollaron cultos a divinidades relativas a la fertilidad y practicaron complejos rituales funerarios. Los atacameños hablaban la lengua cunza, que en la actualidad se encuentra desaparecida.
Pueblo Diaguitas Los diaguitas eran un pueblo agroalfarero que se desarrolló en la zona que corresponde al Norte Chico del país, específicamente en los valles transversales ubicados entre el río Copiapó y el río Limarí, los que se forman por los cordones montañosos que atraviesan el territorio de la cordillera a la costa. Políticamente, los diaguitas se organizaban en señoríos compuestos de varias aldeas autónomas; además, los diaguitas constituyeron las llamadas sociedades duales, en las que cada valle tenía dos señoríos de los cuales el más poderoso era el que se ubicaba valle arriba, puesto que controlaba el flujo de los escasos causes de agua. Su principal actividad económica era la agricultura, aunque también desarrollaron la ganadería del guanaco y las llamas, y en ocasiones, cuando se aproximaban al borde costero, practicaron la pesca; los principales cultivos de los diaguitas eran el maíz, las papas, los porotos, los ajíes y los zapallos. Es preciso señalar, que al igual que los atacameños, contaban con escasos recursos hídricos, por lo que construyeron sistemas de regadío artificial en el interior de los valles. Los diaguitas son considerados grandes artistas, puesto que conocieron y desarrollaron la metalurgia del cobre, aunque se destacaron mayormente en el campo de la cerámica y la textilería, gracias a sus vasijas con forma de pato y a sus elaborados diseños de prendas de vestir. Hablaban la lengua kan kan.
Picunches Los picunches se ubicaban entre los ríos Aconcagua e Itata; eran tribus de agricultores que se repartían en asentamientos dispersos por el territorio que ocupaban. Su principal actividad económica era la agricultura y cultivaban papas, maíz, porotos y quínoa. Los picunches vivían en rucas, las que eran viviendas construidas con palos y ramas y que no poseían ventanas. En el plano artístico destacaron por desarrollar una alfarería que se supone estaba influenciada por los incas; de hecho, el territorio que habitaban los picunches era la frontera meridional del Imperio Inca. Los picunches, en el ámbito religioso, practicaban el culto a los antepasados o animista; creían en la existencia de una vida después de la muerte. Hablaban la lengua mapudungún.
Pehuenches Los puelches son otra banda pre agroalfarera que recorría las inmediaciones de la Cordillera de los Andes, desde el sur de Los Ángeles hasta la altura de Osorno. A diferencia de los pehuenches, la base de la alimentación de los puelches era la caza; sus principales presas eran guanacos, zorros y venados. Del mismo modo, los puelches cubrían sus cuerpos con cueros y pieles de los animales que cazaban. Recibieron la influencia mapuche y hablaban el mapudungún, aunque no llegaron a adoptar la agricultura ni el sedentarismo.
Huilliches Los huilliches son otra etnia seminómada que hablaba mapudungún y que tenía a la caza como principal actividad económica; el territorio que ocupaba este pueblo, se halla en la zona comprendida entre el río Toltén y el río Bueno. En el plano sociopolítico, los huilliches se organizaban en cavies o grupos de alrededor de 400 miembros que eran liderados por un lonco. Del mismo modo que los mapuches, poseían la institución del levo y del cacique; cada levo era compuesto por 7 u 8 cavies. Como señalamos, para los huilliches la caza era su medio de subsistencia y por ello, además, usaban prendas fabricadas con cueros y pieles.
Cuncos Los cuncos son un pueblo de formación tardía que resultó de la fusión entre huilliches y chonos, luego de que los primeros se establecieran en la isla de Chiloé y sometieran a los segundos. Este pueblo estaba organizado en tribus, muy similares a los cavies huilliches. La dieta de los cuncos se nutría del cultivo de la papa y el maíz, por lo que tuvieron la necesidad de levantar aldeas en las costas de la isla. Al igual que sus antepasados, chonos y huilliches, hablaban mapudungún.